Lectura de hoy
Por un simple acto
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Un Día de Acción de Gracias hace muchos años, una joven familia despertó en una situación...
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Estudio Bíblico de la semana
F.03.- La Intercesión
Estudio que se ocupa de contestar a la pregunta ¿Cómo le pido a Dios? ... |
Antes de contarlo
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Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardo para hablar, tardo para airarse… Santiago 1:19
Reflexión
Sócrates era, en la antigua Grecia, un maestro reconocido por su sabiduría. Un día, el gran filósofo se encontró con un conocido, que le dijo muy entusiasmado:
“Sócrates, sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?”
“Un momento” respondió Sócrates. “Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro”.
“¿Triple filtro?” preguntó el conocido.
“Eso es”, continuó Sócrates. “Antes de contarme lo que sea sobre mi alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme. El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?”
“No, me acabo de enterar y…” dudó el amigo.
“Bien”, dijo Sócrates. “Entonces no sabes si es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la Bondad. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?”
“No. Todo lo contrario…” dijo el interlocutor.
“Con que” le interrumpió Sócrates, “quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?”
“No. No mucho” finalizó el conocido.
“Por lo tanto” concluyó Sócrates, “si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?”
Mis queridos hermanos y amigos, con cuanta frecuencia nos vemos involucrados en malas conversaciones que causan, a la reputación de las personas, daños irreparables. Bien haríamos en aplicar las preguntas de Sócrates y los principios bíblicos que nos mandan a hablar bien de las personas, esto es a bendecirlas. El Señor nos proveyó de dos oídos, dos ojos y una sola lengua, usemos nuestros órganos en esa proporción.
Que Dios te bendiga
“Sócrates, sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?”
“Un momento” respondió Sócrates. “Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro”.
“¿Triple filtro?” preguntó el conocido.
“Eso es”, continuó Sócrates. “Antes de contarme lo que sea sobre mi alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme. El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?”
“No, me acabo de enterar y…” dudó el amigo.
“Bien”, dijo Sócrates. “Entonces no sabes si es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la Bondad. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?”
“No. Todo lo contrario…” dijo el interlocutor.
“Con que” le interrumpió Sócrates, “quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?”
“No. No mucho” finalizó el conocido.
“Por lo tanto” concluyó Sócrates, “si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?”
Mis queridos hermanos y amigos, con cuanta frecuencia nos vemos involucrados en malas conversaciones que causan, a la reputación de las personas, daños irreparables. Bien haríamos en aplicar las preguntas de Sócrates y los principios bíblicos que nos mandan a hablar bien de las personas, esto es a bendecirlas. El Señor nos proveyó de dos oídos, dos ojos y una sola lengua, usemos nuestros órganos en esa proporción.
Que Dios te bendiga