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La galleta

Publicación:  miércoles 22 septiembre 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



No os angustiéis, pues, diciendo:“¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”, porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal.
Mateo 6:31-34


Reflexión

Cuenta un empresario que antes de su cáncer, solía deprimirse a menos que las cosas saliesen de una manera específica.

La felicidad consistía en “tener la galleta”. Si tenía la galleta, las cosas estaban bien. Si no la tenía, la vida no valía un comino. Desafortunadamente, la galleta continuaba cambiando. Parte del tiempo era dinero, algunas veces poder, a veces sexo. En otras ocasiones era un nuevo auto, el contrato más grande o la posición más prestigiosa.

Un año y medio después de su diagnóstico de cáncer en la próstata se rascó la cabeza pensativo y pensó: “Es como si hubiese dejado de aprender a vivir tras dejar de ser muchacho. Cuando le doy a mi hijo una galleta, él se pone feliz. Si le quito la galleta o ésta se rompe, se entristece. Pero mi hijo tiene dos años y medio y yo cuarenta y tres. Me ha tomado todo este tiempo comprender que la galleta nunca me hubiera hecho feliz por mucho tiempo. En el momento en que tenemos la galleta y comienza a romperse o comenzamos a preocuparnos de que se rompa o de que alguien quiera quitárnosla, tenemos que renunciar a un montón de cosas para cuidar de la galleta, para evitar que se rompa y asegurarnos de que nadie nos la quite. Tal vez ni siquiera tengamos la oportunidad de comerla por estar tan ocupados intentando no perderla. Hoy en día entendí que el tener la galleta no es de lo que trata la vida”.

El empresario se ríe y dice que el cáncer le ha cambiado. Por primera vez es feliz. No importa si el negocio va bien o no, no importa si gana o pierde en el golf. “Hace dos años, el cáncer me preguntó: ‘Okay, ¿qué es importante? ¿Qué es realmente importante?’ Y tuve que responder: bueno, la vida es lo importante. La vida de cualquier forma en que podamos tenerla. La vida con la galleta. La vida sin la galleta. La felicidad no tiene que ver nada con la galleta, tiene que ver con estar vivos. Se detiene pensativo y afirma: “Vaya, creo después de todo la vida es la galleta”

Mis queridos hermanos y amigos, tal y como Jesús afirma en el Sermón del Monte, cada día trae su propia preocupación y nos manda a no preocuparnos por lo material sino por el reino de Dios y su justicia. Es curioso cómo nuestras prioridades están al revés. Usualmente nos preocupamos por las cosas materiales primero y luego nos ocupamos de nuestras necesidades espirituales. Es como poner el carruaje adelante de los caballos. Nuestro Señor nos manda a poner nuestra mirada en las cosas de arriba, el Reino de Dios y su justicia, para luego ocuparnos calladamente en las de abajo, las cosas que serán añadidas. La razón es muy simple, el gran proveedor y Su providencia, ese Señor que alimenta aves y viste lirios, nunca va a dejarnos a nuestra suerte si nuestras prioridades están correctamente en su lugar. Amar a Dios sobre todas las cosas debe ser la prioridad de todo creyente, el resto… será añadido. Esa es la promesa eterna de Aquel que siempre cumple sus promesas… siempre.

Que Dios te bendiga