Lectura de hoy
Valores
2 Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas...
REFLEXIÓN
Una reciente investigación del Deutsche Bank concluyó que: “la poca relevancia de las...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
Valores
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De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17
Reflexión
Una reciente investigación del Deutsche Bank concluyó que: “la poca relevancia de las instituciones religiosas se muestra en cuanto a la formación de valores. Sólo un 14 % de los jóvenes encuestados menciona a su comunidad religiosa, a las bases de su religión, como fuentes de las cuales aprendieron más sobre las reglas y valores sociales con lo cual, en la formación de valores, las instituciones religiosas se encuentran en el penúltimo lugar, entre 8 opciones presentadas”.
Tiempo atrás una profesora de filosofía dijo algo que llama poderosamente la atención. “Me molesta cuando alguien se lamenta diciendo que los valores de nuestra sociedad se han perdido”, afirmó bastante airada, y añadió: “esto es absurdo, porque nadie puede vivir sin valores”. Y siguió explicando: “El problema no es la ausencia de valores, sino los diferentes objetos en torno a los cuales enfocamos nuestros valores”.
Y entonces se puede entender que cuando una persona le es infiel a su cónyuge, cuando un político cede ante la corrupción, en el momento en que un joven prueba las drogas, cuando permitimos la inmoralidad sexual en todas sus formas, el instante en el que alguien se quita la vida, cuando los hijos ignoran a sus padres ancianos y en tiempos en que muchos se dejan vencer por el consumismo, podemos afirmar que los valores no se han perdido… todo lo contrario: han sido reenfocados hacia el placer y la satisfacción personal.
Quienes lamentan la aparente pérdida de los valores, intentan expresar su tristeza porque la fidelidad, la integridad, la sana diversión, la religión, la vida, la familia y el contentamiento, han dejado de ser los motivos por los cuales se sacrifican los deseos personales y se ha reincidido (como humanidad) en la práctica del hedonismo que es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer.
Ernesto Sabato, escribió: “les pido que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera [...] Hay algo que no falla y es la convicción de que únicamente los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana”.
Mis queridos hermanos y amigos, pensar que los tiempos pasados fueron mejores no nos lleva a nada. El lamento no corrige las desviaciones, las corrigen nuestras acciones. Es un tema de definición y de acción. Los valores son la base de nuestra conducta y la conducta repetitiva genera hábitos. Para que la gente cambie, porque es posible cambiar, debe reenfocar sus valores, de esta manera su conducta cambia. Un cambio de valores implica una completa renovación de nuestro ser y esa renovación solo la puede realizar el único ser que tiene el poder para hacerlo… nuestro Señor. No es cierto que la gente no puede cambiar, sí puede hacerlo, si el Señor la acompaña en el proceso. Nuestras fuerzas no alcanzan para renovarnos completamente, necesitamos de un ser superior y Todopoderoso que lo haga por nosotros y todos sabemos quien es, su nombre, Jesús de Nazareth.
Que Dios te bendiga
Tiempo atrás una profesora de filosofía dijo algo que llama poderosamente la atención. “Me molesta cuando alguien se lamenta diciendo que los valores de nuestra sociedad se han perdido”, afirmó bastante airada, y añadió: “esto es absurdo, porque nadie puede vivir sin valores”. Y siguió explicando: “El problema no es la ausencia de valores, sino los diferentes objetos en torno a los cuales enfocamos nuestros valores”.
Y entonces se puede entender que cuando una persona le es infiel a su cónyuge, cuando un político cede ante la corrupción, en el momento en que un joven prueba las drogas, cuando permitimos la inmoralidad sexual en todas sus formas, el instante en el que alguien se quita la vida, cuando los hijos ignoran a sus padres ancianos y en tiempos en que muchos se dejan vencer por el consumismo, podemos afirmar que los valores no se han perdido… todo lo contrario: han sido reenfocados hacia el placer y la satisfacción personal.
Quienes lamentan la aparente pérdida de los valores, intentan expresar su tristeza porque la fidelidad, la integridad, la sana diversión, la religión, la vida, la familia y el contentamiento, han dejado de ser los motivos por los cuales se sacrifican los deseos personales y se ha reincidido (como humanidad) en la práctica del hedonismo que es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer.
Ernesto Sabato, escribió: “les pido que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera [...] Hay algo que no falla y es la convicción de que únicamente los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana”.
Mis queridos hermanos y amigos, pensar que los tiempos pasados fueron mejores no nos lleva a nada. El lamento no corrige las desviaciones, las corrigen nuestras acciones. Es un tema de definición y de acción. Los valores son la base de nuestra conducta y la conducta repetitiva genera hábitos. Para que la gente cambie, porque es posible cambiar, debe reenfocar sus valores, de esta manera su conducta cambia. Un cambio de valores implica una completa renovación de nuestro ser y esa renovación solo la puede realizar el único ser que tiene el poder para hacerlo… nuestro Señor. No es cierto que la gente no puede cambiar, sí puede hacerlo, si el Señor la acompaña en el proceso. Nuestras fuerzas no alcanzan para renovarnos completamente, necesitamos de un ser superior y Todopoderoso que lo haga por nosotros y todos sabemos quien es, su nombre, Jesús de Nazareth.
Que Dios te bendiga