Lectura de hoy
Maridos cómodos
Efesios 5:25
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo...
REFLEXIÓN
Las diferencias de tamaño entre machos y hembras de la misma especie es casi una constante...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
Crédito debido
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Os recomiendo, además, a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea. Recibidla en el Señor, como es digno de los santos, y ayudadla en cualquier cosa en que necesite de vosotros, porque ella ha ayudado a muchos y a mí mismo.
Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí, a los cuales no solo yo doy las gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia que se reúne en su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo. Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros. Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisiones. Ellos son muy estimados entre los apóstoles, y además creyeron en Cristo antes que yo. Saludad a Amplias, amado mío en el Señor. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús, y a Estaquis, amado mío. Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la familia de Aristóbulo. Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la familia de Narciso, los cuales están en el Señor. Saludad a Trifena y a Trifosa, que trabajan arduamente en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, que tanto ha trabajado en el Señor. Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre, que lo es también mía. Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos. Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos. Saludaos los unos a los otros con beso santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo. Romanos 16:1-16
Reflexión
En 1946, cuando el ejército de los EE.UU. develó su computadora de 30 toneladas llamada ENIAC (siglas en inglés para Integrador y Computador Numérico Electrónico), dos hombres llamados John Mauchly y J. Presper Eckert recibieron todo el crédito. Pero fueron seis mujeres tras bastidores las que hicieron funcionar la computadora.
Antes de que Mauchly y Eckert subieran a la plataforma para demostrar a ENIAC, las mujeres habían programado la compleja máquina. En ese momento no recibieron reconocimiento alguno, pero los historiadores hoy quieren darles el crédito debido.
A menudo a las mujeres no se les reconoce por sus logros y contribuciones. Tristemente eso también sucede en la Iglesia. Pero en la carta a los creyentes en Roma encontramos ejemplos de la importancia de honrar a las mujeres que sirven fielmente. Pablo alabó a Febe porque había «ayudado a muchos y aun a mí mismo», ensalzó a Priscila y a su esposo Aquila, los cuales arriesgaron su vida por el bien de Pablo. Trifena y Trifosa eran «obreras del Señor» y Pérsida «ha trabajado mucho en el Señor». Pablo mencionó al menos ocho mujeres por las cuales sentía un gran aprecio.
Mis queridos hermanos y amigos, parte de las consecuencias de la caída de la gracia de nuestros primeros padres fue el dominio del hombre sobre la mujer. Históricamente en todas las culturas las mujeres han estado bajo el zapato masculino, hasta que vino Jesús. Él puso las cosas en su lugar restaurando a las mujeres a la posición que les correspondía de modo que ambos, hombres y mujeres, gozan de los mismos privilegios y de las mismas responsabilidades. Así es nuestro Señor, donde quiera que va restaura el equilibrio de las vidas que toca. ¿Cómo está equilibrio en la tuya?
Que Dios te bendiga
Antes de que Mauchly y Eckert subieran a la plataforma para demostrar a ENIAC, las mujeres habían programado la compleja máquina. En ese momento no recibieron reconocimiento alguno, pero los historiadores hoy quieren darles el crédito debido.
A menudo a las mujeres no se les reconoce por sus logros y contribuciones. Tristemente eso también sucede en la Iglesia. Pero en la carta a los creyentes en Roma encontramos ejemplos de la importancia de honrar a las mujeres que sirven fielmente. Pablo alabó a Febe porque había «ayudado a muchos y aun a mí mismo», ensalzó a Priscila y a su esposo Aquila, los cuales arriesgaron su vida por el bien de Pablo. Trifena y Trifosa eran «obreras del Señor» y Pérsida «ha trabajado mucho en el Señor». Pablo mencionó al menos ocho mujeres por las cuales sentía un gran aprecio.
Mis queridos hermanos y amigos, parte de las consecuencias de la caída de la gracia de nuestros primeros padres fue el dominio del hombre sobre la mujer. Históricamente en todas las culturas las mujeres han estado bajo el zapato masculino, hasta que vino Jesús. Él puso las cosas en su lugar restaurando a las mujeres a la posición que les correspondía de modo que ambos, hombres y mujeres, gozan de los mismos privilegios y de las mismas responsabilidades. Así es nuestro Señor, donde quiera que va restaura el equilibrio de las vidas que toca. ¿Cómo está equilibrio en la tuya?
Que Dios te bendiga