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REFLEXIÓN

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La piedra de toque

Publicación:  jueves 17 junio 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor:“¡Aquí viene el novio, salid a recibirlo!” Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes:“Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan”. Pero las prudentes respondieron diciendo:“Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden y comprad para vosotras mismas”. Pero mientras ellas iban a comprar, llegó el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta. Después llegaron también las otras vírgenes, diciendo:“¡Señor, señor, ábrenos!”. Pero él, respondiendo, dijo:“De cierto os digo que no os conozco”. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir. Mateo 25:1-13


Reflexión

Cuando la gran biblioteca de Alejandría se quemó, dice la leyenda que un libro se salvó. Pero no era un libro valioso así que un hombre pobre que podía leer un poco, lo compró por unos cuantos centavos.

El libro no era muy interesante, pero entre sus páginas había algo en verdad intrigante. ¡Era una delgada lámina de pergamino sobre la cual estaba escrito el secreto de la “piedra de toque”!

La piedra de toque era una piedrecilla que podía convertir cualquier metal común en oro puro. La escritura explicaba que yacía entre miles y miles de otras piedrecillas que se veían igual que ella. Pero el secreto era este: la piedra genuina estaría cálida, mientras que las demás estarían frías. Solo había que buscarla.

Así que el hombre vendió sus pocas pertenencias, compró algunos suministros básicos, acampó en la playa y comenzó a probar las piedrecillas. Él sabía que si recogía piedras ordinarias y las tiraba de nuevo por estar frías, podría recoger la misma piedrecilla cientos de veces. Así que cuando sentía que una piedra estaba fría, la tiraba al mar. Invirtió un día completo haciendo esto, pero ninguna de ellas resultó ser la piedra de toque. Sin embargo él continuó haciéndolo. Recogía una piedrecilla fría y la tiraba al mar. Recogía otra y la tiraba al mar.

Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Un día, sin embargo, después del mediodía, recogió una piedrecilla y esta estaba caliente. La tiró al mar antes de darse cuenta de lo que hacía. Había desarrollado un hábito tan fuerte de tirar cada piedrecilla al mar que cuando encontró la que buscaba, la tiró. Cuando se percató que la última piedra recogida estaba caliente ya era demasiado tarde tarde. Había perdido la piedra de toque.

Mis queridos hermanos y amigos, así pasa con las oportunidades en nuestra vida. A menos que estemos atentos, es fácil fallar en reconocer una oportunidad cuando se nos presenta y es igual de fácil echarla por la borda. No permitamos que las oportunidades se nos pierdan. Podemos desarrollar tanto el hábito de tirar las pequeñas oportunidades que Dios nos da, que puede ser que en un instante tiremos la que era la más grande de todas. Debemos prepararnos y estar atentos. Hay que recordar que la suerte no existe, lo que sí existe es el Señor que presenta cada día nuevas oportunidades de vida. Como dijo el escéptico Voltaire: " Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.

Que Dios te bendiga