Lectura de hoy
La piedra de toque
Mateo 25:1-13
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas...
REFLEXIÓN
Cuando la gran biblioteca de Alejandría se quemó, dice la leyenda que un libro se salvó...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
La clave del éxito
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Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural; él se considera a sí mismo y se va, y pronto olvida cómo era. Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:22-25
Reflexión
Durante la guerra de Vietnam, en el mes de mayo de 1969, la unidad de infantería de Jan Scruggs fue atacada por el Vietcong, Scruggs recibió heridas de metralla y fue enviado a su casa para recuperarse. Él se sintió afortunado.
Después de su servicio en el ejército, Scruggs se graduó de consejero y entonces comenzó a soñar con erigir un monumento a sus compañeros, pero al poco tiempo abandonó el pensamiento. Volvió a tener la idea en 1979, después de ver El Francotirador, una película acerca del impacto de Vietnam en un grupo de amigos de una pequeña ciudad. ¡Esta vez estaba decidido! Iba a hacer el monumento.
Aunque no tenía dinero ni una organización que lo apoyara, Scruggs usó sus propios fondos para establecer una organización sin fines de lucro, la llamó: “Fondo del Monumento a los Veteranos de Vietnam”. Él organizó una conferencia de prensa donde dio a conocer sus planes. Reunió a un impresionante equipo de patrocinadores y en julio de 1980, Scruggs y sus voluntarios fueron premiados con un lugar cercano al monumento a Lincoln. Se les dio cinco años para que consiguiesen los fondos para la construcción.
En una operación relámpago, Scruggs y sus voluntarios consiguieron el dinero necesario para el Monumento a los Veteranos de Vietnam… tres años antes de lo programado y así dio inicio su construcción. El resto es historia.
Mis queridos hermanos y amigos, la clave del éxito en cualquier proyecto no está en el tamaño de la meta… ¡sino en un impulso en alcanzarla! Ningún proyecto vale el papel en el cual está impreso, salvo que nos impulse a hacer algo. En el servicio a Dios es igual. El Señor pone delante de nosotros las obras que debemos hacer, da el impulso para hacerlas pero depende de nosotros cuanto empeño le vamos a poner. En nuestra vida el Señor y nosotros somos socios, Él pone su parte y nosotros debemos poner la nuestra.
Que Dios te bendiga
Después de su servicio en el ejército, Scruggs se graduó de consejero y entonces comenzó a soñar con erigir un monumento a sus compañeros, pero al poco tiempo abandonó el pensamiento. Volvió a tener la idea en 1979, después de ver El Francotirador, una película acerca del impacto de Vietnam en un grupo de amigos de una pequeña ciudad. ¡Esta vez estaba decidido! Iba a hacer el monumento.
Aunque no tenía dinero ni una organización que lo apoyara, Scruggs usó sus propios fondos para establecer una organización sin fines de lucro, la llamó: “Fondo del Monumento a los Veteranos de Vietnam”. Él organizó una conferencia de prensa donde dio a conocer sus planes. Reunió a un impresionante equipo de patrocinadores y en julio de 1980, Scruggs y sus voluntarios fueron premiados con un lugar cercano al monumento a Lincoln. Se les dio cinco años para que consiguiesen los fondos para la construcción.
En una operación relámpago, Scruggs y sus voluntarios consiguieron el dinero necesario para el Monumento a los Veteranos de Vietnam… tres años antes de lo programado y así dio inicio su construcción. El resto es historia.
Mis queridos hermanos y amigos, la clave del éxito en cualquier proyecto no está en el tamaño de la meta… ¡sino en un impulso en alcanzarla! Ningún proyecto vale el papel en el cual está impreso, salvo que nos impulse a hacer algo. En el servicio a Dios es igual. El Señor pone delante de nosotros las obras que debemos hacer, da el impulso para hacerlas pero depende de nosotros cuanto empeño le vamos a poner. En nuestra vida el Señor y nosotros somos socios, Él pone su parte y nosotros debemos poner la nuestra.
Que Dios te bendiga