Lectura de hoy
Tapices centenarios
Filipenses 1:6
…estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará...
REFLEXIÓN
Los tapices españoles son muy famosos desde 1721. La calidad de las composiciones convierte...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
El gran simulador
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»Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
»Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:13-16
Reflexión
Muchos peces utilizan el camuflaje para pasar desapercibidos ante la vista de los depredadores pero ninguno de ellos logra mimetizarse tan bien como el fantástico pez esponja.
Este pequeño habitante de los mares cálidos que apenas alcanza los 30 cm. de talla máxima no sólo toma el color de la esponja que vive en el arrecife sino que su piel imita la textura espongiaria hasta el punto de hacer que la diferencia sea irreconocible al tacto.
Lejos de ser un inocente pececito, el pez esponja es un carnívoro despiadado. Cualquier pez pequeño que lo confunda con una esponja y pasee delante de su boca será sorprendido por un rápido movimiento que lo enviará directamente al estómago del camuflado depredador antes de que caiga en la cuenta de lo que está pasando. Este asombroso mimetismo también le sirve para ocultarse de quienes se pudieran alimentar de su blanda carne. Es por eso que el quedarse quieto es absolutamente fundamental para pasar desapercibido. Todo en la vida de un pez esponja es sumamente lento, salvo el movimiento corto y rápido que se requiere para atrapar la comida diaria, después de la cual tomará una muy larga siesta.
El perfecto camuflaje de este pez está lejos de ser rápido y adaptable. Como en un arrecife hay muchas esponjas del mismo color, el pez puede saltar de una a otra a su antojo, pero si tuviera que mudarse a una zona donde hubiera esponjas de color diferente al suyo tardaría cerca de un mes en asumir el color de sus nuevos anfitriones. Es por eso que los peces esponja no son proclives a “cambiarse de barrio” muy a menudo. En ese lapso de tiempo está expuesto al ataque de los depredadores y lo que es peor, está prácticamente condenado a pasar hambre ya que su figura se hace visible. Claro está que ante tan poco movimiento y tan poca energía gastada a lo largo del día, no requiere de grandes cantidades de alimento para sobrevivir.
Mis queridos hermanos y amigos, a diferencia del pez esponja, los creyentes no debemos pasar desapercibidos. Hemos sido llamados a cambiar el mundo, a hacer la diferencia, a ser contracultura. Hemos sido llamados a influenciar al mundo en que vivimos con el propósito de mejorarlo. Cuando alguien ve un creyente debe ver a una persona dispuesta a ayudarle, a servirle, a hacer la diferencia en su vida. Así nuestro Señor se verá glorificado en nuestras vidas y así cumpliremos con el mandato de ser luz y sal.
Que Dios te bendiga
Este pequeño habitante de los mares cálidos que apenas alcanza los 30 cm. de talla máxima no sólo toma el color de la esponja que vive en el arrecife sino que su piel imita la textura espongiaria hasta el punto de hacer que la diferencia sea irreconocible al tacto.
Lejos de ser un inocente pececito, el pez esponja es un carnívoro despiadado. Cualquier pez pequeño que lo confunda con una esponja y pasee delante de su boca será sorprendido por un rápido movimiento que lo enviará directamente al estómago del camuflado depredador antes de que caiga en la cuenta de lo que está pasando. Este asombroso mimetismo también le sirve para ocultarse de quienes se pudieran alimentar de su blanda carne. Es por eso que el quedarse quieto es absolutamente fundamental para pasar desapercibido. Todo en la vida de un pez esponja es sumamente lento, salvo el movimiento corto y rápido que se requiere para atrapar la comida diaria, después de la cual tomará una muy larga siesta.
El perfecto camuflaje de este pez está lejos de ser rápido y adaptable. Como en un arrecife hay muchas esponjas del mismo color, el pez puede saltar de una a otra a su antojo, pero si tuviera que mudarse a una zona donde hubiera esponjas de color diferente al suyo tardaría cerca de un mes en asumir el color de sus nuevos anfitriones. Es por eso que los peces esponja no son proclives a “cambiarse de barrio” muy a menudo. En ese lapso de tiempo está expuesto al ataque de los depredadores y lo que es peor, está prácticamente condenado a pasar hambre ya que su figura se hace visible. Claro está que ante tan poco movimiento y tan poca energía gastada a lo largo del día, no requiere de grandes cantidades de alimento para sobrevivir.
Mis queridos hermanos y amigos, a diferencia del pez esponja, los creyentes no debemos pasar desapercibidos. Hemos sido llamados a cambiar el mundo, a hacer la diferencia, a ser contracultura. Hemos sido llamados a influenciar al mundo en que vivimos con el propósito de mejorarlo. Cuando alguien ve un creyente debe ver a una persona dispuesta a ayudarle, a servirle, a hacer la diferencia en su vida. Así nuestro Señor se verá glorificado en nuestras vidas y así cumpliremos con el mandato de ser luz y sal.
Que Dios te bendiga