Lectura de hoy
El valor del tiempo
Eclesiastés 8:6-7
Porque para todo lo que quieras hay un tiempo y un cómo, aunque el gran mal que pesa sobre...
REFLEXIÓN
Para darse cuenta del valor de un año, preguntémosle a un estudiante que ha fallado en un...
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Estudio Bíblico de la semana
A.03.- El Jesús histórico
Este estudio demuestra con claridad que Jesús es el Mesías esperado y el Hijo de Dios. Se citan las profecías más conocidas del Antiguo Testamento cumplidas en Jesús 400 o más años después. ... |
La mejor época de la vida
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Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud…
…antes que la cadena de plata se quiebre, se rompa el cuenco de oro, el cántaro se quiebre junto a la fuente y la polea se rompa sobre el pozo; antes que el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Eclesiastés 12:1,6-7
Reflexión
A un grupo de chicos y adultos se les preguntó en un programa de televisión cuál es la mejor edad en la vida. Estas fueron las respuestas:
- “Dos meses, porque te llevan en brazos, te aman y te cuidan mucho”.
- “Tres años, porque no tienes que ir a la escuela. Puedes hacer casi todo lo que quieres y juegas todo el tiempo”.
- “Dieciocho años, porque ya terminaste el colegio y puedes conducir un automóvil”.
- “Veinticinco, porque tienes más entusiasmo”.
- Una niña de tres años dijo: “La mejor edad es los veintinueve años, porque entonces puedes quedarte en casa, dormir y no hacer nada”.
- “Cuarenta, porque estás en la cúspide de tu vida y tu vitalidad”.
- “Cincuenta y cinco años, porque ya has cumplido con la responsabilidad de criar hijos y puedes disfrutar de la vida de los nietos”.
- “Sesenta y cinco, porque puedes disfrutar la jubilación”.
La última persona, una señora mayor comentó sabiamente: “Todas las edades son buenas, por lo tanto, disfruten la edad que tienen ahora”.
Mis queridos hermanos y amigos, sin duda alguna una vida con Dios presente es mejor que una vida sin Él. Los retos que la vida nos presenta en cada fase de ella se enfrentan mejor con Jesús que sin Él. Las alegrías y tiempos buenos se comparten mejor cuando el Señor que nos enseña a compartir está con nosotros. Los sufrimientos que cada etapa de nuestra vida trae se enfrentan mejor con el Señor que sufrió por nosotros que sin Él.
No importa la edad que tengamos, amemos apasionadamente, disfrutemos intensamente, suframos inteligentemente, sirvamos a los necesitados diligentemente y vivamos cada día como si fuera el último. Lo importante es vivir y vivir con el Señor que trae abundancia de vida… con Jesús.
Que Dios te bendiga
- “Dos meses, porque te llevan en brazos, te aman y te cuidan mucho”.
- “Tres años, porque no tienes que ir a la escuela. Puedes hacer casi todo lo que quieres y juegas todo el tiempo”.
- “Dieciocho años, porque ya terminaste el colegio y puedes conducir un automóvil”.
- “Veinticinco, porque tienes más entusiasmo”.
- Una niña de tres años dijo: “La mejor edad es los veintinueve años, porque entonces puedes quedarte en casa, dormir y no hacer nada”.
- “Cuarenta, porque estás en la cúspide de tu vida y tu vitalidad”.
- “Cincuenta y cinco años, porque ya has cumplido con la responsabilidad de criar hijos y puedes disfrutar de la vida de los nietos”.
- “Sesenta y cinco, porque puedes disfrutar la jubilación”.
La última persona, una señora mayor comentó sabiamente: “Todas las edades son buenas, por lo tanto, disfruten la edad que tienen ahora”.
Mis queridos hermanos y amigos, sin duda alguna una vida con Dios presente es mejor que una vida sin Él. Los retos que la vida nos presenta en cada fase de ella se enfrentan mejor con Jesús que sin Él. Las alegrías y tiempos buenos se comparten mejor cuando el Señor que nos enseña a compartir está con nosotros. Los sufrimientos que cada etapa de nuestra vida trae se enfrentan mejor con el Señor que sufrió por nosotros que sin Él.
No importa la edad que tengamos, amemos apasionadamente, disfrutemos intensamente, suframos inteligentemente, sirvamos a los necesitados diligentemente y vivamos cada día como si fuera el último. Lo importante es vivir y vivir con el Señor que trae abundancia de vida… con Jesús.
Que Dios te bendiga