Lectura de hoy
El día en que Jesús guardó silencio
Isaías 53:6
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová...
REFLEXIÓN
Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era...
» Continúa » Escuchar AudioReciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.
Estudio Bíblico de la semana
A.03.- El Jesús histórico
Este estudio demuestra con claridad que Jesús es el Mesías esperado y el Hijo de Dios. Se citan las profecías más conocidas del Antiguo Testamento cumplidas en Jesús 400 o más años después. ... |
Helen
Tweet
… pues él dijo:«No te desampararé ni te dejaré». Hebreos 13:5
Reflexión
Helen Packer tenía 17 años cuando la conocí. Era una cristiana muy devota y una hija muy querida, quien estaba ingresando en el hospital por última vez. Su diagnóstico era linfoma y todos los intentos para lograr la remisión habían fracasado. Como su enfermera, Helen me confió que podía soportar todo, menos la idea de morir sola.
Ella sólo quería que alguien amado estuviera cerca, para que sostuviera su mano y orara con ella. La madre de Helen permanecía a su lado desde temprano en la mañana hasta muy noche; regresaba a su hogar para descansar un rato y volvía a la mañana siguiente. Su padre viajaba a menudo por cuestiones de trabajo, pero se comunicaba con su esposa tan frecuentemente como le era posible.
Todas las enfermeras de la unidad nos dábamos cuenta de que Helen estaba muy cerca de la muerte, lo que también sabía ella y su familia. Comenzó a sufrir ataques y a perder el conocimiento a ratos.
Cuando una noche me marchaba del hospital, como a las 11 de la noche, noté que la madre de Helen se dirigía también al estacionamiento. Nuestra conversación fue interrumpida por el altavoz del hospital: Llamada externa para Helen Packer. ¡Por favor llame a la operadora!
La señora Packer reaccionó inmediatamente con alarma. Todo mundo sabe lo mal que está -dijo preocupada-. Voy a regresar a su cuarto a ver quién la llama.
Diciendo esto, me dejó y regresó con Helen. La operadora informó que la persona que llamaba colgó, pero había dejado un mensaje: Dígale a Helen que el encargado de recogerla hoy llegará tarde, pero vendrá. Desconcertada, la señora Packer permaneció junto a la cama de Helen esperando al visitante misterioso.
Helen murió a la 1:13 a.m., con su madre junto a ella, sosteniéndole la mano y orando.
Cuando se le preguntó al día siguiente, la operadora no pudo recordar ni siquiera el sexo del que llamó. No se encontró a ninguna otra Helen Packer, ni empleado, ni paciente ni visitante. Para los que nos preocupábamos, cuidábamos y orábamos por Helen, sólo había una respuesta.
Mis querido hermanos y amigos, los creyentes tenemos una promesa garantizada. El día de nuestro paso de una vida a otra, nuestro Señor estará allí para hacerlo más agradable y sencillo. Él lo prometió… es nuestro privilegio.
Que Dios te bendiga
Ella sólo quería que alguien amado estuviera cerca, para que sostuviera su mano y orara con ella. La madre de Helen permanecía a su lado desde temprano en la mañana hasta muy noche; regresaba a su hogar para descansar un rato y volvía a la mañana siguiente. Su padre viajaba a menudo por cuestiones de trabajo, pero se comunicaba con su esposa tan frecuentemente como le era posible.
Todas las enfermeras de la unidad nos dábamos cuenta de que Helen estaba muy cerca de la muerte, lo que también sabía ella y su familia. Comenzó a sufrir ataques y a perder el conocimiento a ratos.
Cuando una noche me marchaba del hospital, como a las 11 de la noche, noté que la madre de Helen se dirigía también al estacionamiento. Nuestra conversación fue interrumpida por el altavoz del hospital: Llamada externa para Helen Packer. ¡Por favor llame a la operadora!
La señora Packer reaccionó inmediatamente con alarma. Todo mundo sabe lo mal que está -dijo preocupada-. Voy a regresar a su cuarto a ver quién la llama.
Diciendo esto, me dejó y regresó con Helen. La operadora informó que la persona que llamaba colgó, pero había dejado un mensaje: Dígale a Helen que el encargado de recogerla hoy llegará tarde, pero vendrá. Desconcertada, la señora Packer permaneció junto a la cama de Helen esperando al visitante misterioso.
Helen murió a la 1:13 a.m., con su madre junto a ella, sosteniéndole la mano y orando.
Cuando se le preguntó al día siguiente, la operadora no pudo recordar ni siquiera el sexo del que llamó. No se encontró a ninguna otra Helen Packer, ni empleado, ni paciente ni visitante. Para los que nos preocupábamos, cuidábamos y orábamos por Helen, sólo había una respuesta.
Mis querido hermanos y amigos, los creyentes tenemos una promesa garantizada. El día de nuestro paso de una vida a otra, nuestro Señor estará allí para hacerlo más agradable y sencillo. Él lo prometió… es nuestro privilegio.
Que Dios te bendiga