Lectura de hoy

El día en que Jesús guardó silencio

Isaías 53:6

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová...

REFLEXIÓN

Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era...

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Ganar, perdiendo

Publicación:  jueves 3 octubre 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que odia su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Juan 12:24-25


Reflexión

¿Alguna vez has jugado dominó? Cuando yo era muchacho, jugar dominó era uno de los pasatiempos favoritos. Hace algún tiempo, mientras visitaba a una familia, vi a un joven muchacho y a su abuelo jugando ese juego. Al pensar en los días de mi niñez me vino a la mente un torrente de recuerdos.

Lo extraño del juego de dominó es que se gana perdiendo. Para ganar, tienes que perder tus fichas. El que primero se deshace de sus fichas gana el juego. Tienes que dar para obtener, perder para ganar, ser reducido a nada para llegar a la cima.

No es como el béisbol, el tenis u otros juegos, en los que el mayor número de carreras, puntos o anotaciones determina al ganador. ¡No! En el dominó, el que triunfa es el que primero llega a la nada.
La regla del hombre natural es: «Consigue todo lo que puedas mientras tengas vida.» La regla del hombre espiritual debería ser: «Da todo lo que puedas… mientras tengas vida.» En la esfera espiritual, sólo conservaremos para siempre aquello que damos.

Mis queridos hermanos y amigos, en la vida cristiana muchas veces las victorias más significativas y más importantes vienen disfrazadas en un atuendo de derrota, debemos reducirnos a nada antes de llegar a ser algo. La semilla que se guarda en el granero se enmohece y se deteriora, pero si se «bota» en el suelo aumenta 30, 60 y 100 por uno.

El cristianismo puede definirse como contracultura… todo es al revés. Hay que amar a los enemigos, perdonar deudas, disminuirse a uno mismo. Lo más espectacular es que nuestro líder, el gran Mesías libertador, terminó su vida semidesnudo colgando humillantemente en una cruz. La paradoja es que a través de su aparente derrota logró la gran victoria, la vida eterna para sus seguidores.

Que Dios te bendiga