Lectura de hoy
Por un simple acto
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Un Día de Acción de Gracias hace muchos años, una joven familia despertó en una situación...
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Estudio Bíblico de la semana
F.03.- La Intercesión
Estudio que se ocupa de contestar a la pregunta ¿Cómo le pido a Dios? ... |
Lo correcto
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Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos. Proverbios 15:3
Reflexión
Una tarde, un niño y su padre se encontraban pescando en un lago en las montañas y era el día previo para el comienzo de la temporada de róbalo, así que usaban gusanos de carnada para atrapar peces percha y pez sol. El niño decidió practicar su lanzamiento usando un pequeño cabo plateado. Al momento en que el cebo cayó al agua, su vara se dobló por completo. Él y su padre reconocieron al instante que algo enorme se había pegado al anzuelo. Horas después, cuando por fin logró subir al bote el pez más grande que había visto en toda su vida, descansó y miró una gigantesca luna que había salido sobre el lago. Ella era como un reflector alumbrando la hazaña. Sólo había un problema, el pez era un róbalo.
El padre del niño le echó un vistazo a su reloj y vio que eran las 10:00 p.m., justo dos horas antes del comienzo oficial de la temporada de róbalo.
Hijo, vas a tener que echarlo al agua – dijo el padre.
El protestó diciendo: Pero nunca lograremos atrapar otro pez tan grande como éste. Miró a su alrededor y vio que nadie más estaba en el agua para observar la situación, pero por el tono de su padre, él sabía que no era un asunto que podía discutirse. Cuidadosamente quitó el anzuelo de la boca del pez y con mucha delicadeza lo regresó al agua.
El niño estaba en lo cierto, nunca ha vuelto a pescar un róbalo tan grande, pero lo que si recuerda es la lección que su padre le enseñó aquella noche.
Mis queridos hermanos y amigos, lo correcto hay que hacerlo no solo cuando alguien nos está mirando. Hay que hacerlo siempre porque nuestro Señor está mirando… siempre.
Que Dios te bendiga
El padre del niño le echó un vistazo a su reloj y vio que eran las 10:00 p.m., justo dos horas antes del comienzo oficial de la temporada de róbalo.
Hijo, vas a tener que echarlo al agua – dijo el padre.
El protestó diciendo: Pero nunca lograremos atrapar otro pez tan grande como éste. Miró a su alrededor y vio que nadie más estaba en el agua para observar la situación, pero por el tono de su padre, él sabía que no era un asunto que podía discutirse. Cuidadosamente quitó el anzuelo de la boca del pez y con mucha delicadeza lo regresó al agua.
El niño estaba en lo cierto, nunca ha vuelto a pescar un róbalo tan grande, pero lo que si recuerda es la lección que su padre le enseñó aquella noche.
Mis queridos hermanos y amigos, lo correcto hay que hacerlo no solo cuando alguien nos está mirando. Hay que hacerlo siempre porque nuestro Señor está mirando… siempre.
Que Dios te bendiga