Lectura de hoy
¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar...
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Estudio Bíblico de la semana
La vendedora de flores
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Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:3-5
Reflexión
La vendedora de flores sonreía y su arrugado rostro resplandecía de gozo. Un transeúnte por impulso, tomó una de sus flores y le dijo:
- Se ve usted muy feliz esta mañana.
- ¡Claro!, exclamó la mujer. Sobran los motivos.
Aquella mujer vestía tan pobremente y se veía tan frágil, que su actitud le intrigó.
- Sobrelleva sus problemas admirablemente, la elogió.
Ella explicó entonces: - Cuando crucificaron a Cristo, el Viernes Santo, fue el día más triste de la historia, tres días después Él resucitó. Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo.
La vendedora seguía sonriendo al despedirse del asombrado comprador.
Mis queridos hermanos y amigos, en esta vida todo pasa, dolores y alegrías por igual. Nuestro Señor trabaja con nosotros a partir de las tribulaciones, mismas que producen paciencia y esta esperanza, tal y como dicen las Escrituras. Por eso nuestro gozo no debe depender de las circunstancias, debe depender de nuestra relación con Dios y de la esperanza que ella da. Por tanto queridos hermanos y amigos, cuando las dificultades nos asechen, entendamos que nuestro Señor nos está fortaleciendo y aprendamos de la vendedora de flores, esperemos “tres días".
Que Dios te bendiga
- Se ve usted muy feliz esta mañana.
- ¡Claro!, exclamó la mujer. Sobran los motivos.
Aquella mujer vestía tan pobremente y se veía tan frágil, que su actitud le intrigó.
- Sobrelleva sus problemas admirablemente, la elogió.
Ella explicó entonces: - Cuando crucificaron a Cristo, el Viernes Santo, fue el día más triste de la historia, tres días después Él resucitó. Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo.
La vendedora seguía sonriendo al despedirse del asombrado comprador.
Mis queridos hermanos y amigos, en esta vida todo pasa, dolores y alegrías por igual. Nuestro Señor trabaja con nosotros a partir de las tribulaciones, mismas que producen paciencia y esta esperanza, tal y como dicen las Escrituras. Por eso nuestro gozo no debe depender de las circunstancias, debe depender de nuestra relación con Dios y de la esperanza que ella da. Por tanto queridos hermanos y amigos, cuando las dificultades nos asechen, entendamos que nuestro Señor nos está fortaleciendo y aprendamos de la vendedora de flores, esperemos “tres días".
Que Dios te bendiga