Lectura de hoy
Al rojo vivo
1 Juan 4:4
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros...
REFLEXIÓN
Cierto día un joven estaba en el taller de un herrero, y este se mofaba del muchacho diciéndole:...
» Continúa » Escuchar AudioReciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.
Estudio Bíblico de la semana
H.02.- La era de la inocencia
El presente estudio analiza, dentro de la historia bíblica, el intervalo de tiempo ocurrido entre la creación del ser humano hasta su caída. ... |
No te rindas nunca
Tweet
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9
Reflexión
Una vez más, la joven maestra leyó la nota adjunta a la hermosa planta de hiedra.
"Gracias a las semillas que usted plantó, algún día seremos como esta hermosa planta. Le agradecemos todo lo que ha hecho por nosotras. Gracias por invertir tiempo en nuestras vidas".
Una amplia sonrisa iluminó el rostro de la maestra mientras por sus mejillas corrían lágrimas de agradecimiento. Como el único leproso que manifestó gratitud hacia Jesús cuando fue sanado, las chicas a quienes les había dado clase en la escuela dominical, se acordaban de agradecer a su maestra. La planta de hiedra representaba un regalo de amor.
Durante meses la maestra regó fielmente la planta en crecimiento. Cada vez que la miraba, recordaba a esas adolescentes especiales y eso la animaba a seguir enseñando.
Pero al cabo de un año, algo sucedió. Las hojas empezaron a ponerse amarillas y a caerse; todas, menos una. Pensó en deshacerse de la hiedra, pero decidió seguir regándola y fertilizándola. Un día, al pasar por la cocina, la maestra vio que la planta tenía un brote nuevo. Unos días después, apareció otra hoja, y luego otra más. En pocos meses, la hiedra estaba otra vez convirtiéndose en una hermosa planta. Qué gran lección! La maestra comprendió que aunque no veamos resultados, siempre el Señor está trabajando en nosotros y en los demás.
Mis queridos hermanos y amigos, Henry Drummond dijo: "No pienses que no pasa nada simplemente, porque no ves tu crecimiento, o no escuchas el zumbido de los motores. Las grandes cosas crecen silenciosamente".
En nuestra vida cristiana no debemos bajar los brazos. El Señor siempre está trabajando en nosotros… siempre.
Que Dios te bendiga
"Gracias a las semillas que usted plantó, algún día seremos como esta hermosa planta. Le agradecemos todo lo que ha hecho por nosotras. Gracias por invertir tiempo en nuestras vidas".
Una amplia sonrisa iluminó el rostro de la maestra mientras por sus mejillas corrían lágrimas de agradecimiento. Como el único leproso que manifestó gratitud hacia Jesús cuando fue sanado, las chicas a quienes les había dado clase en la escuela dominical, se acordaban de agradecer a su maestra. La planta de hiedra representaba un regalo de amor.
Durante meses la maestra regó fielmente la planta en crecimiento. Cada vez que la miraba, recordaba a esas adolescentes especiales y eso la animaba a seguir enseñando.
Pero al cabo de un año, algo sucedió. Las hojas empezaron a ponerse amarillas y a caerse; todas, menos una. Pensó en deshacerse de la hiedra, pero decidió seguir regándola y fertilizándola. Un día, al pasar por la cocina, la maestra vio que la planta tenía un brote nuevo. Unos días después, apareció otra hoja, y luego otra más. En pocos meses, la hiedra estaba otra vez convirtiéndose en una hermosa planta. Qué gran lección! La maestra comprendió que aunque no veamos resultados, siempre el Señor está trabajando en nosotros y en los demás.
Mis queridos hermanos y amigos, Henry Drummond dijo: "No pienses que no pasa nada simplemente, porque no ves tu crecimiento, o no escuchas el zumbido de los motores. Las grandes cosas crecen silenciosamente".
En nuestra vida cristiana no debemos bajar los brazos. El Señor siempre está trabajando en nosotros… siempre.
Que Dios te bendiga