Lectura de hoy
Al rojo vivo
1 Juan 4:4
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros...
REFLEXIÓN
Cierto día un joven estaba en el taller de un herrero, y este se mofaba del muchacho diciéndole:...
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Estudio Bíblico de la semana
H.02.- La era de la inocencia
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El presente estudio analiza, dentro de la historia bíblica, el intervalo de tiempo ocurrido entre la creación del ser humano hasta su caída. ... |
¿Cómo empiezan las guerras?
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Por eso, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. Efesios 4:25-27
Reflexión
Un niño preguntó a su papá: Papá, ¿cómo empiezan las guerras?
El padre, por no decir que no lo sabía, contestó: Bueno, pues... verás. Tomemos como ejemplo la Primera Guerra Mundial. Todo empezó porque Alemania invadió Bélgica.
Aquí le interrumpió su esposa: Di la verdad. Empezó porque alguien mató a un príncipe.
El padre, con aire de superioridad, gritó: Bueno, aquí, ¿quién contesta la pregunta, tú o yo?
La esposa se le quedó mirando y con aires de reina ofendida, salió dando un portazo que hizo temblar los cristales de toda la casa. Siguió un silencio embarazoso, después del cual el padre reanudó el relato.
Pero el muchacho le cortó, diciendo: No te molestes, papá; ahora ya sé cómo empiezan las guerras.
Mis queridos hermanos y amigos, no hemos sido llamados a ser contenciosos, peleadores, violentos ni separadores. Hemos sido llamados a ser pacificadores, conciliadores, perdonadores. Debemos tender puentes no destruirlos. A eso nos ha llamado el Señor.
Que Dios te bendiga
El padre, por no decir que no lo sabía, contestó: Bueno, pues... verás. Tomemos como ejemplo la Primera Guerra Mundial. Todo empezó porque Alemania invadió Bélgica.
Aquí le interrumpió su esposa: Di la verdad. Empezó porque alguien mató a un príncipe.
El padre, con aire de superioridad, gritó: Bueno, aquí, ¿quién contesta la pregunta, tú o yo?
La esposa se le quedó mirando y con aires de reina ofendida, salió dando un portazo que hizo temblar los cristales de toda la casa. Siguió un silencio embarazoso, después del cual el padre reanudó el relato.
Pero el muchacho le cortó, diciendo: No te molestes, papá; ahora ya sé cómo empiezan las guerras.
Mis queridos hermanos y amigos, no hemos sido llamados a ser contenciosos, peleadores, violentos ni separadores. Hemos sido llamados a ser pacificadores, conciliadores, perdonadores. Debemos tender puentes no destruirlos. A eso nos ha llamado el Señor.
Que Dios te bendiga