Lectura de hoy
Como los árboles de California
1 Corintios 12:26-27
Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos...
REFLEXIÓN
Aunque nunca he visto los árboles Sequoia de California, conocidos como los "Redwoods", me...
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Estudio Bíblico de la semana
El farol del ciego
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Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:14-16
Reflexión
Un caballero estaba atravesando las calles obscuras de cierta ciudad y vio que se le acercaba un hombre con un farol encendido en la mano. Cuando se acercó bastante, el caballero vio, por la luz de la linterna que ese hombre llevaba, que éste tenía los ojos cerrados. Pensativo, siguió adelante el caballero, mas sorprendido, se dijo: “Me parece que ese hombre está ciego.” Entonces regresó, alcanzó al ciego, y le dijo:
--Amigo, ¿es usted ciego?
--Sí, señor –contestó el interpelado.
--Entonces, ¿para que lleva usted esa luz?
--Para que la gente no tropiece conmigo, señor.
Mis queridos hermanos y amigos, de este ciego podemos aprender que es necesario hacer brillar nuestra luz, el Señor en nosotros, para que evitemos que otros tropiecen, ya sea con nosotros, con los demás o con sí mismos. El Señor es el Verbo, la palabra activa, la Escritura cobrando vida en nosotros. Recordemos lo que dice el salmista:
“Lámpara a mis pies es tu palabra y lumbrera en mi camino.”.
Que Dios te bendiga
--Amigo, ¿es usted ciego?
--Sí, señor –contestó el interpelado.
--Entonces, ¿para que lleva usted esa luz?
--Para que la gente no tropiece conmigo, señor.
Mis queridos hermanos y amigos, de este ciego podemos aprender que es necesario hacer brillar nuestra luz, el Señor en nosotros, para que evitemos que otros tropiecen, ya sea con nosotros, con los demás o con sí mismos. El Señor es el Verbo, la palabra activa, la Escritura cobrando vida en nosotros. Recordemos lo que dice el salmista:
“Lámpara a mis pies es tu palabra y lumbrera en mi camino.”.
Que Dios te bendiga