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El águila y la perdiz

Publicación:  viernes 23 junio 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



...mas los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Isaías 40:31


Reflexión

Un indio norteamericano relata la anécdota de un guerrero que encontró un huevo de águila y lo colocó en el nido de una perdiz. El aguilucho salió del cascarón, junto con los demás polluelos y creció a lado de ellos.

Durante su vida, el aguilucho “trasplantado” -pensando que era una perdiz- hizo todo cuanto hacen las perdices: Escarbaba en el suelo en busca de semillas e insectos para comer. Cloqueaba como las perdices. Volaba a pocos pies del suelo en breves aleteos, con gran agitación de plumas porque, al fin y al cabo, así era como debían volar las perdices.

Pasaron los años y el aguilucho se convirtió en un águila muy vieja, que seguía considerándose una perdiz.

Cierto día observaba a una magnífica ave que volaba sobre ella a gran altura, en un cielo sin nubes. Se sostenía con gracia y majestuosidad en las fuertes corrientes y surcaba los aires con apenas batir sus fuertes y doradas alas.

- ¡Qué ave tan hermosa!, le dijo el águila vieja a su vecina.  -¿Quién es?

- Es el águila, la reina de las aves, cloqueó la vecina. Pero, ni lo pienses, jamás podrías igualarte a ella.

El águila trasplantada no volvió a pensarlo más... y murió creyendo que era una perdiz.

Mis queridos hermanos y amigos, muchas personas, por desconocer su esencia (origen), no pueden volar como el águila. Fueron diseñados para moverse majestuosamente en los cielos, para buscar alimento desde arriba, pero lamentablemente viven como perdices escarbando la tierra, mirando a las otras perdices cuando podrían ver más allá. La pregunta procede, y nosotros, ¿qué somos, águilas o perdices?

Que Dios te bendiga