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REFLEXIÓN

Un grupo de misioneros, caminaban de un pueblo llamado San Francisco a Santa Catarina Loxicha...

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F.06.- Comunión con Dios

Lecturas Estudio sobre nuestra comunión con Dios. ...

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La ancianita y sus semillas

Publicación:  martes 7 marzo 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor, porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 1 Corintios 3:6-9


Reflexión

Había una vez un hombre que subía cada día al autobús para ir al trabajo.

Una parada después, una anciana subía al autobús y se sentaba al lado de la ventana. La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana, siempre hacía lo mismo. Un día, intrigado, el hombre le preguntó qué era lo que tiraba por la ventana.

- ¡Son semillas! - le dijo la anciana.

- ¿Semillas? ¿Semillas de qué? replicó el hombre.

- De flores... es que miro afuera y está todo tan vacío... Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que sería bonito? contestó la señora.

- Pero las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los coches, se las comen los pájaros... ¿Cree que sus semillas germinarán al lado del camino? dijo el incrédulo varón.

- Seguro que sí. Contestó la anciana. Aunque algunas se pierdan, algunas acabarán en la cuneta y con el tiempo, brotarán.

- Pero...tardarán en crecer, necesitan agua... dijo el hombre.

- Yo hago lo que puedo hacer. ¡Ya vendrán los días de lluvia! comentó la anciana mientras seguía con su trabajo. El hombre bajó del autobús para ir a trabajar, pensando que la anciana había perdido un poco la cabeza .

Unos meses después, yendo al trabajo, el hombre, al mirar por la ventana, vio todo el camino lleno de flores... ¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje! Se acordó de la anciana, pero hacía días que no la había visto. Entonces preguntó al conductor:

- ¿Que hay de la anciana de las semillas?

-  Pues, ya hace un mes que murió, contestó el conductor.

El hombre volvió a su asiento y siguió mirando el paisaje. Las flores han brotado, se dijo, pero ¿de qué le ha servido su trabajo? No ha podido ver su obra. De repente, oyó la risa de un niño pequeño. Era una niña que señalaba entusiasmada las flores...

- ¡Mira, papá! ¡Mira cuántas flores!

El hombre se quedó perplejo y no dudó más.

Mis queridos hermanos y amigos, ¿verdad que no hace falta explicar mucho el sentido de esta historia?

La anciana había hecho su trabajo y dejó su herencia a todos los que la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y por tanto ser más felices.

Dicen que aquel hombre, desde aquel día, hace el viaje de casa al trabajo con una bolsa de semillas que va arrojando por la ventanilla.

Hay una enseñanza detrás de esto, no dejemos de sembrar cosas buenas, nuestro Señor dará el crecimiento y alguien se beneficiará de nuestra siembra. Así funciona el Reino de Dios, unos buscando el bienestar de otros.

Que Dios te bendiga