Lectura de hoy

Ángel de la muerte

Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

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Lecturas Estudio detallado del fruto del Espíritu Santo y su significado en la vida del creyente ...

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Háblame de ese Dios

Publicación:  martes 14 febrero 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



»Oísteis que fue dicho:“Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues.

»Oísteis que fue dicho: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mateo 5:38-48


Reflexión

Un capellán, cuentan, se aproximó a un herido en medio del fragor de la batalla y le preguntó:

- ¿Quieres que te lea la Biblia?

- Primero dame agua que tengo sed, dijo el herido.

El capellán le convidó el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en kilómetros a la redonda.

- ¿Ahora?, preguntó de nuevo.

- Primero dame de comer, suplicó el herido.

El capellán le dio el último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila.

- Tengo frío, fue el siguiente clamor, y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña pese al frío que calaba y cubrió al lesionado.

- Ahora sí, le dijo al capellán. Háblame de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu último mendrugo y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad.

Mis queridos hermanos y amigos, es probable que el texto más retador de las Escrituras sea el Sermón del Monte, prédica que el Señor dirigió a sus discípulos dibujando con su lenguaje a aquellos que seguirán sus pasos. La sección del sermón que presenta la lectura de hoy es una de las más difíciles de cumplir. Nos insta a amar aun a aquellos que nos hacen daño. No solamente nos manda  poner la otra mejilla para recibir otro golpe, tampoco nos insta solamente a perdonar al que nos golpeó, nos insta a amarlo. El Señor no nos pide hacer algo que Él mismo no haya hecho. Él mismo desde la cruz intercedió a favor de sus agresores. Así nos manda a hacerlo nosotros también porque… nuestras obras hablan más fuerte que nuestras palabras.

Que Dios te bendiga