Lectura de hoy

Ángel de la muerte

Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

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El sembrador de bellotas

Publicación:  jueves 22 diciembre 2022   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Luego José dijo al pueblo:
—Os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para el faraón; aquí tenéis semilla para sembrar la tierra.
Génesis 47:23


Reflexión

En 1930 un joven viajero exploraba los Alpes Franceses. Repentinamente llegó a una vasta extensión de tierra estéril, estaba desolada, era amenazante, era horrible. Era el tipo de lugar del que uno sale huyendo de prisa.

Entonces, de repente, el joven viajero se detuvo sobre sus talones. En medio de este vasto desierto había un anciano encorvado. Sobre su espalda cargaba un saco de bellotas. En su mano había un trozo de tubo de hierro de metro y medio.

El hombre usaba el tubo de hierro para abrir agujeros en la tierra. Entonces, sacaba del saco que traía una bellota y la colocaba en el agujero. Ante la mirada atónita del viajero, el anciano le dijo: "He sembrado más de 100,000 bellotas. Quizás tan solo una décima parte de ellas crecerán". Él le contó que su esposa e hijo habían muerto y  que esta era la manera como él había decidido invertir sus últimos años. "Quiero hacer algo útil", dijo él.

Veinticinco años después, el ahora no tan joven viajero regresó al mismo paraje desolado. Lo que vio lo sorprendió. No podía creer lo que veían sus propios ojos. La tierra estaba cubierta con un hermoso bosque de tres kilómetros de ancho y ocho de largo. Las aves cantaban y los animales jugaban y las flores silvestres perfumaban el ambiente.

El viajero se quedó contemplándolo, recordando la desolación que alguna vez estuviese en su lugar; un hermoso bosque de robles ahora se levantaba allí, sólo porque alguien se interesó.

Mis queridos hermanos y amigos, nunca nos cansemos de sembrar, lo que ahora parece que no germina un día brotará. Quizá no lo veamos nosotros, pero lo verán nuestros hijos o nuestros nietos. La vida es un campo y nosotros somos los sembradores. El Señor también es así, siembra la Palabra en nosotros cada día. Está en nosotros abonarla para ser fértiles y dar una cosecha abundante.

Que Dios te bendiga