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La colección del pulpo

Publicación:  miĆ©rcoles 14 julio 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia, no te olvides de ella ni te apartes de las razones de mi boca; no la abandones, y ella te guardará; ámala, y te protegerá. Sabiduría ante todo, ¡adquiere sabiduría! Sobre todo lo que posees, ¡adquiere inteligencia! Engrandécela, y ella te engrandecerá; te honrará, si tú la abrazas. Un adorno de gracia pondrá en tu cabeza; una corona de belleza te entregará. Proverbios 4:5-9


Reflexión

Los pulpos suelen permanecer en sus cuevas durante casi todo el día con un ojo atento al exterior y a todos los movimientos que puedan registrarse en su territorio. La cueva le brindará protección adecuada durante el día y le permitirá descansar para salir a recorrer el arrecife en busca de presas cuando caiga la noche.

Coincidentemente la morena, su más temido enemigo, sale de cacería a la misma hora. La morena posee un delicado olfato que le permitiría llegar en la oscuridad hacia la guarida del pulpo. Es por eso muy beneficioso que a esa hora no se encuentre en casa. Al estar vagando por el arrecife y moviéndose permanentemente, los encuentros con las morenas resultan menos probables que estando quieto en un determinado lugar.

El pulpo tiene la extraña costumbre de recoger cosas del fondo marino y depositarlas en la entrada de su cueva. Trozos de colorido coral, conchas de caracoles y sobre todo cualquier cosa que brille, los elementos brillantes como el vidrio y el metal son los objetos preferidos de este curioso coleccionista. Cada día el pulpo dedica una gran atención a la limpieza de su colección.

Los cazadores de pulpos conocen perfectamente esta costumbre, con sólo ver los objetos en la entrada de una pequeña cueva, saben de la existencia de un pulpo en su interior. Si los objetos en cuestión están parcialmente cubiertos por la arena sabrán que el pulpo abandonó la cueva pero si están limpios y ordenados el pulpo está ahí.

Desde hace unos años en las inmediaciones de Porto Belo, al sur de Brasil, donde la gran población de pulpos está muy cerca de la costa y en permanente contacto con cazadores, se notó una conducta que no deja de sorprender. Frecuentemente se encontraron objetos limpios en una cueva donde no hay pulpos. Eso significa que en una cueva cercana y a la vista de los objetos se encuentra el dueño de los preciados objetos. Aparentemente los pulpos de la zona aprendieron a poner su colección en una casa vacía pero no muy alejada de la propia, para poder vigilarlos y mantenerlos limpios y ordenados.

Sin duda alguna los pulpos son animales sumamente inteligentes y dotados de un gran poder deductivo al punto tal de poder anticipar conductas humanas que, a veces, a nosotros mismos nos cuestan comprender.

Mis queridos hermanos y amigos, ¿Sabiduría? ¿Inteligencia? ¿O simplemente preservación? En relación a los pulpos no sabemos, pero lo que sí sabemos es que Dios quiere que sus hijos sean sabios e inteligentes. El proverbio citado en la lectura de hoy nos llama a adquirir sabiduría, o sea, a adquirir conocimiento y aplicarlo correcta y oportunamente. Nuestro Dios nos ha llenado de dones y talentos para que vivamos una buena vida y podamos servirle correctamente. No los desperdiciemos, antes bien, usémoslos correctamente para vivir una vida santa y así glorificar a nuestro Padre que está en los cielos.

Que Dios te bendiga