Lectura de hoy

Ángel de la muerte

Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

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El toro

Publicación:  lunes 22 marzo 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:3-5


Reflexión

Ella jaló las cuerdas hacia atrás haciendo que el columpio de fabricación casera volara más alto y más cerca de las ramas frondosas del alto sicómoro. Tenía 5 años de edad y en ese momento estaba enojada con su hermano de 11 años, David.

¿Cómo podía ser tan malo?, se preguntaba, recordando como él le había hecho una mueca y la había llamado “bebé grande” en el desayuno. Me odia, pensó, sólo porque tomé el último pan dulce bajo sus narices. ¡Él me odia!

El columpio la subió tan alto que podía ver a varias millas. Era divertido ver el corral abajo. Su suéter rojo brillaba con el resplandor del sol de la mañana. Dejó de pensar que estaba enojada con su hermano y empezó a cantar una melodiosa canción.

En una colina distante, atrás del columpio, un enorme toro de largos cuernos afilados observaba el suéter rojo que brillaba con la luz del sol. El toro se había escapado de su encierro. Estaba irritable y listo para envestir cualquier cosa que se moviera. Bufaba y raspaba la tierra con su pata, luego bajó su imponente cabeza y empezó a avanzar a través del campo hacia el suéter rojo que vio meciéndose de un lado a otro bajo el sicómoro.

Mientras tanto, David estaba en el corral alimentando a los pollos. Miró afuera y vio a su hermana pequeña en el columpio. Las hermanas son una lata, pensó. De repente vio al toro corriendo por el campo, dirigiéndose hacia su hermana. Sin pensarlo, David gritó tan fuerte como pudo:

- ¡Cuidado atrás de ti! ¡Sal de ahí! ¡Corre!

Su hermana no lo oyó, sólo siguió cantando y columpiándose. El toro estaba a la mitad del campo y se acercaba rápido. El corazón de David latía violentamente. Era ahora o nunca. Corrió por el corral de pollos, saltó la cerca y se precipitó hacia su hermana. Corrió más rápido de lo que nunca había corrido antes.

Sujetando una de las cuerdas, David sacudió el columpio y lo detuvo derribando a su hermana a un lado del campo, sólo un segundo antes que el enojado toro embistiera el lugar en donde ella había estado. Ella gritó con terror. El toro giró alrededor raspando la tierra de nuevo con su pata, bajó la cabeza y embistió de nuevo.

David dio un tirón a una manga del suéter rojo y luego a la otra; quitándoselo a su hermana, lo arrojó tan lejos como pudo. El toro lo siguió, lo desgarró en cien jirones de hijo rojo con sus cuernos y patas, mientras David, medio arrastrándose, llevó a su hermana asustada a un sitio seguro.

Dice Diana L. James, yo era esa niña y desde es día sólo río cuando mi hermano me dice “bebé grande”. Él no puede engañarme: sé que me ama. No tiene que enfrentar a un toro que embiste para probarlo, sin duda nunca olvidaré el día que lo hizo.

Mis queridos hermanos y amigos, cuantas veces peleamos con Dios por las situaciones que vivimos y hasta le culpamos por ello, sin pensar que la mayoría de las veces lo que Él en realidad está haciendo es protegiéndonos de situaciones aún peores. El ser humano percibe la bondad como actos agradables y buenos, desde la perspectiva humana está bien pero desde la perspectiva divina no. Los actos de Dios son "buenos" no porque sean agradables sino porque son convenientes y a veces… no son agradables. Él siempre va a hacer lo que nos conviene, sea agradable o no. Por eso Dios no es solo bueno, es la esencia de la bondad.

Que Dios te bendiga