Hoy es Agosto 31, 2024
Lectura de hoy
Ángeles en el callejón
Salmo 34:7
El ángel de Jehová acampa alrededor de los que lo temen y los defiende...
REFLEXIÓN
Diana, una joven estudiante cristiana de la universidad, estaba en casa en el verano. Fue...
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Estudio Bíblico de la semana
G.04.- Las fiestas en la Biblia
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El presente estudio nos da una visión general sobre las fiestas judías detalladas en el Antiguo Testamento y sobre como ellas tipifican la primera y segunda venida de Jesús. ... |
Salto olímpico
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Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios.
Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó.
¡Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien! Salmos 116:5-7
Reflexión
Cuenta este relato de un joven que fue entrenando para Salto Ornamental a nivel olímpico. La única influencia religiosa que había recibido en su vida, le había llegado a través de un amigo cristiano. El deportista entonces no prestó mayor atención a los sermones de su amigo, aunque los escuchaba con frecuencia.
Una noche, fue a la piscina de la universidad a la que pertenecía. Las luces estaban todas apagadas, pero como la noche estaba clara y la luna brillaba, había suficiente luz para practicar. El joven se subió al trampolín más alto y en el momento en que que volvió la espalda a la piscina al filo de la rampa y extendió sus brazos, vio su propia sombra en la pared. La sombra de su cuerpo tenía la forma exacta de una cruz. En lugar de saltar, se arrodilló y finalmente le entregó la vida a ese Señor de la cruz.
Mientras el joven permanecía quieto, el personal de limpieza ingresó y encendió las luces. Qué sorpresa! Habían vaciado la piscina para repararla.
Mis queridos hermanos y amigos, digamos como dijo el salmista: ¡Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien! Reposemos en el Señor, Él nos guarda en cada minuto de nuestra vida.
Que Dios te bendiga
Una noche, fue a la piscina de la universidad a la que pertenecía. Las luces estaban todas apagadas, pero como la noche estaba clara y la luna brillaba, había suficiente luz para practicar. El joven se subió al trampolín más alto y en el momento en que que volvió la espalda a la piscina al filo de la rampa y extendió sus brazos, vio su propia sombra en la pared. La sombra de su cuerpo tenía la forma exacta de una cruz. En lugar de saltar, se arrodilló y finalmente le entregó la vida a ese Señor de la cruz.
Mientras el joven permanecía quieto, el personal de limpieza ingresó y encendió las luces. Qué sorpresa! Habían vaciado la piscina para repararla.
Mis queridos hermanos y amigos, digamos como dijo el salmista: ¡Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien! Reposemos en el Señor, Él nos guarda en cada minuto de nuestra vida.
Que Dios te bendiga