Lectura de hoy

Ángeles en el callejón

Salmo 34:7

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que lo temen y los defiende...

REFLEXIÓN

Diana, una joven estudiante cristiana de la universidad, estaba en casa en el verano. Fue...

» Continúa     » Escuchar Audio  Escuchar Audio

Reciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.

Suscribete a Unanimes

Estudio Bíblico de la semana

G.04.- Las fiestas en la Biblia

Lecturas El presente estudio nos da una visión general sobre las fiestas judías detalladas en el Antiguo Testamento y sobre como ellas tipifican la primera y segunda venida de Jesús. ...

» Descargar     » Escuchar Audio  Estudios

El paquete de galletas

Publicación:  martes 25 junio 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
»No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.»
Lucas 6:36-38


Reflexión

Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el tren en el que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora.

La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera. Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario.

Repentinamente la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente.

La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejar pasar aquella situación o hacer de cuenta que nada había pasado; así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos.

Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió. La señora ya enojada, tomó una nueva galleta y con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho. El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente.

Finalmente, la señora se dio cuenta de que en el paquete solo quedaba la última galleta. "No podrá ser tan descarado", pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas.

Con calma el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad. Así, con un gesto amoroso, ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco.

- ¡Gracias! - Dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad.

- De nada. - Contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en él andén y pensó: "¡Que insolente, qué mal educado, qué ha de ser de nuestro mundo con gente así!"
Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletas INTACTO.

Mis queridos hermanos y amigos, cuantas veces nuestros prejuicios y nuestras decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a las personas y cometer errores a veces irreparables. Cuántas veces la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos, injustamente a nuestro prójimo.

Dejémosle el juicio a otro, al que nunca se va a equivocar. A Aquel cuyas acciones siempre son justas porque vienen del único ser perfecto, al siempre sabio Señor.


Que Dios te bendiga