Lectura de hoy

Las ballenas

Hebreos 11:1

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve...

REFLEXIÓN

Una niñita le estaba platicando de las ballenas a su maestra. La profesora dijo que era físicamente...

» Continúa     » Escuchar Audio  Escuchar Audio

Reciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.

Suscribete a Unanimes

Estudio Bíblico de la semana

F.09.- Salmo 23 Pastor y Anfitrión

Lecturas Estudio detallado del Salmo 23 ...

» Descargar     » Escuchar Audio  Estudios

Reportándose

Publicación:  martes 7 mayo 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia Isaías 41:10


Reflexión

Una vez un clérigo cristiano estaba dando un recorrido por su iglesia al mediodía... al pasar por el frente decidió quedarse cerca para ver quién había venido a orar.

En ese momento se abrió la puerta; el clérigo frunció el entrecejo al ver a un hombre acercándose por el pasillo; el hombre estaba sin afeitarse desde hace varios días, vestía una camisa rasgada, tenía el abrigo gastado cuyos bordes se habían comenzado a deshilachar. El hombre se arrodilló, inclinó la cabeza, luego se levantó y se fue.

Durante los siguientes días el mismo hombre, siempre al mediodía, estaba en la iglesia cargando una maleta... se arrodillaba brevemente y luego volvía a salir.

El clérigo un poco temeroso, empezó a sospechar que se tratase de un ladrón, por lo que un día se paró en la puerta y cuando el hombre se disponía a salir le preguntó:

"¿Qué haces aquí?".

El hombre dijo que trabajaba cerca y tenía media hora libre para el almuerzo y aprovechaba ese momento para orar, "sólo me quedo unos instantes, sabe, porque la fábrica queda un poco lejos, así que sólo me arrodillo y digo:

"Señor, solo vine nuevamente para contarte cuán feliz me haces cuando me liberas de mis pecados... no sé muy bien orar, pero pienso en Ti todos los días... así que Jesús, este es José Luis reportándose".
El clérigo sintiéndose un poco avergonzado, le dijo a José Luis que estaba bien y que era bienvenido a la iglesia cuando quisiera. Se arrodilló ante el altar, sintió derretirse su corazón con el gran calor del amor y encontró a JESÚS, mientras lágrimas corrían por sus mejillas; en su corazón repetía la oración de José Luis:

"SÓLO VINE PARA DECIRTE, SEÑOR, CUÁN FELIZ FUI DESDE QUE TE ENCONTRÉ A TRAVÉS DE MIS SEMEJANTES Y ME LIBERASTE DE MIS PECADOS... NO SÉ MUY BIEN COMO ORAR, PERO PIENSO EN TI TODOS LOS DÍAS... ASÍ QUE, JESÚS, SOY YO REPORTÁNDOME".

Cierto día el clérigo notó que el viejo José Luis no había venido. Los días siguieron pasando sin que José Luis volviese para orar. Continuaba ausente, por lo que el clérigo comenzó a preocuparse, hasta que un día fue a la fábrica a preguntar por él; allí le dijeron que él estaba enfermo, que pese a que los médicos estaban muy preocupados por su estado, todavía creían que tenía oportunidad de sobrevivir.

La semana que José Luis estuvo en el hospital trajo muchos cambios, él sonreía todo el tiempo y su alegría era contagiosa. La enfermera jefe no podía entender porqué José Luis estaba tan feliz, ya que nunca había recibido ni flores, ni tarjetas, ni visitas. El clérigo se acercó al lecho de José Luis con la enfermera y ésta le dijo, mientras José Luis escuchaba:

"Ningún amigo ha venido a visitarlo, él no tiene a dónde recurrir".

Sorprendido el viejo José Luis dijo con una sonrisa:

"La enfermera está equivocada... pero ella no puede saber que TODOS LOS DÍAS, desde que llegué aquí, a mediodía, y aunque no lo veo, estoy seguro que un querido amigo mío, se sienta aquí en la cama, me agarra las manos, se inclina sobre mí y casi puedo escucharle decir:

"SÓLO VINE PARA DECIRTE, JOSE LUIS, CUÁN FELIZ FUI DESDE QUE ENCONTRÉ TU AMISTAD Y TE LIBERÉ DE TUS PECADOS. SIEMPRE ME GUSTÓ OIR TUS ORACIONES, PIENSO EN TI CADA DÍA... ASÍ QUE JOSE LUIS, ESTE SOY YO, JESÚS, REPORTÁNDOSE”.

Mis queridos hermanos y amigos, ese es Jesús, está con nosotros cada día y todos los días. Busquémoslo, hablemos con Él, confiemos en Él y como José Luis, disfrutemos de Su compañía.

Que Dios te bendiga