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REFLEXIÓN

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Una piedra en la boca

Publicación:  jueves 2 mayo 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende de palabra, es una persona perfecta, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves: aunque tan grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Toda naturaleza de bestias, de aves, de serpientes y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Del mismo modo, ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. Santiago 3:2-12


Reflexión

Todos nos encogeríamos tan solo de pensar en tener la boca llena de piedrecitas. Pero una piedra en la boca en realidad puede ser deseable, al menos ese parece ser el caso de las grullas que habitan las montañas Taurus del sur de Turquía.

Estas grullas tienden a cacarear mucho, sobre todo mientras vuelan. Todo ese ruido capta la atención de las águilas, las cuales se abalanzan sobre ellas y se las comen. Las grullas experimentadas evitan esta amenaza recogiendo piedras lo suficientemente grandes como para que les llenen la boca. Esto les impide cacarear. . . evitando convertirse así en el almuerzo de las águilas.

Mis queridos hermanos y amigos, la gente también tiene problemas con la boca. El escritor de Proverbios dijo: «El que guarda su boca, preserva su vida el que mucho abre sus labios, termina en ruina» Y más adelante dijo: «Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes». ¡Cuántos de nuestros problemas se podrían evitar si aprendiéramos a controlar nuestra lengua! ¡Cuánto del dolor que causamos a los demás se podría evitar si guardáramos el habla!

¿Tenemos problemas con la lengua? Probemos esto: pidámosle ayuda al Señor. Pensemos antes de hablar. Que nuestras palabras sean pocas. Seguir esa fórmula puede ser tan eficaz como una piedra en la boca.

Que Dios te bendiga